Cifra de Los Carabajal: Romance de aquel hijo
Mario Alvarez Quiroga
desconocido
                                                             (I)
MIm SI7 Hubiera podido ser hermoso como un Jacinto,
SIm7(b5) MI7 LA con tus ojos y tu boca y tu piel color de trigo,
LAm MIm pero con un corazón grande y loco como el mío
DO FA#7 SI7 hubiera podido ir las tardes de los domingos. (I) De mi mano y de la tuya con su traje de marino, luciendo un ancla en el brazo y en la gorra un nombre antiguo, hubiera salido a ti en lo dulce y en lo vivo, en lo abierto de la risa y en lo claro del instinto. (II)
RE SOL Y a mí tal vez que saliese en lo triste y en lo lírico
SIm7(b5) MI7 LAm y en esta torpe manera de verlo todo distinto,
RE SOL ay, qué cuarto con juguetes amor hubiera tenido
DO LAm SI7 MIm tres caballos, dos espadas, un carro verde de pino
LAm SI7 MIm un tren con siete estaciones, un barco, un pájaro, un nido
SI7 MIm y cien soldados de plomo de plata y oro vestidos... (Recitado) ¿Te acuerdas de aquella tarde bajo el verde de los pinos que me dijiste, que gloria cuando tengamos un hijo? y temblaba tu cintura como un palomo cautivo y nueve lunas de sombra brillaban en tu delirio. Tú en tu sueños ya cantabas nanas de sierra y tomillo e iba lavando pañales por las orillas de un río. Yo, yo arquitecto de ilusiones que sostenía el equilibrio de una torre de esperanzas con un balcón de suspiros. (II) En tu cómoda de cedro nuestro ajuar se quedó frío entre azucena y manzana entre romero y membrillo, que pálidos los encajes que sin gracia los vestidos que sin olor los pañuelos y que sin sangre el cariño tu velo blanco de novia por tu olvido y por mi olvido. tú te has casado con otro yo con otra he hecho lo mismo. (I) Juramentos y palabras están secos y marchitos en un antiguo almanaque sin sábados ni domingos ahora bajas al paseo rodeada de tus hijos dando el brazo a la levita que se pone tu marido. (I) Nos saludamos de lejos como dos desconocidos tu marido baja y sube la chistera yo me inclino pero yo no me hago cargo de que hemos envejecido porque te sigo queriendo igual o más que al principio. (II) Y te veo como entonces con tu cintura de lirio y aquella voz que decía cuando tengamos un hijo y en esas tardes de lluvia cuando mueves los bolillos y yo paso por la calle con mi pena y con mi libro dices con miedo en entre sombras amparada en el visillo. ¡Ay, si yo con ese hombre hubiese tenido un hijo! Daro Juarez 04/06/22
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