Madre de consolación
Hermana Glenda

Surca una voz al silencio,
agua en el desierto del dolor,
sin voz.
Abre un corazón la marcha,
un suspiro que embrisa
y quiere dar… Amor,
pues escuchaba el clamor,
Dios se hace consolación.
Niña, con dulces sueños,
de darle a este mundo
la esperada salvación.
Fuerza, que invade la vida,
que forja esperanzas
desde un virginal Amor.
Niña, aceptaste ser madre,
existe una esclava,
apartaste tus miedos,
afrontaste un futuro,
lleno de dolor.
Gracias por tu SÍ a la esperanza,
que nos abra un camino,
hacia el Dios infinito,
hacia un Padre que ama
y que espera hasta el fin.
Ya eres Madre de la creación,
Madre de consolación.
Buscas, una historia naciente,
una antorcha que brille
y consuele con su luz.
Como el Dios Omnipotente,
que redime y consuela
a su pueblo en la Cruz.
Nace otra historia de Amor,
Dios se hace consolación.
Fuego, que consume mi alma,
es la voz de Tu Hijo
que me llama a seguir.
Siguen atrayendo caminos,
y parece que el mío
va guiándolo hasta aquí.
Madre, es tuyo el momento,
contigo en la lucha,
de encauzar caminos,
forjar los destinos,
para liberar.
Madre, Tu tiempo
es mi tiempo,
cerrar esperanzas,
abrir horizontes,
mostrar a los hombres,
el rostro de Dios.
Madre, haz mío el silencio,
que oiga en el tiempo,
la voz que me llama,
de Aquél que me ama,
y me impulsa a seguir.
Madre de consolación,
Madre de consolación.
“EL AMOR VERDADERO, SOLO PUEDE SER EL AMOR DE DIOS”