Mi propiedad debajo de ti
Alejandro Kaplan

La vida del hombre que huyó de sus ideales
simiente tan fuerte que osó doblegar sus pesares
Y el siglo ni el mundo, ni el hombre, el dinero
ni la religión, la profesión
supieron darle las respuestas
Los simios que siguen al sol te creen todo
y forman una procesión de cabezas sin rostro
Son tantos que podría pensar que estaría bien jugar a ser dios
y decidir tu redención
Y contemplar desde el pedestal
cuan fácil es ocultar la verdad
y enriquecerme del poder que me otorga tu fe en mi.
Tendría que tolerar que me expreses tu odio
pero sin embargo callas y me ofreces el oro
someto tu vientre, sojuzgo tu estirpe y te enseño a ser común
a no pensar algo tan peligroso y oscuro.
Tan grande es mi opresión que no puedes verla
entiendes que mando yo, te descargas con otro
estigma que cargas por ser la víctima de mi vanidad
hoy tu color, tu condición
Y descubrís que tu libertad dependerá de mi voluntad
entonces luchas por redimir tu necesidad de desconfiar de mí
Por poseer tan solo un papel mi propiedad debajo de tí
incluye el cerro, tu corral, tu casa el agua, tus hijos y tu sudor.
Recitado: [Cmaj7/E - Cmaj7(#11)]
Sueño, respiro y sueño. Lucho y anhelo pero siempre tiemblo y sueño
este sueño trunco que no encuentra sosiego
si la realidad lo oprime y lo destruye en pedazos
Salario y trabajo... ¡Trabajo a destajo!
Y el salario no me alcanza ni para un mendrugo de pan...
de pan ni sal del salario ni del Plan Alimentario Nacional,
ni del Plan Trabajar
Y yo que solo quiero que me dejen hablar, que me dejen actuar
y que no me midan el coheficiente intelectual
porque me convierto en su enemigo si me animo a pensar
y soy un terrorista si comienzo a reclamar
me podrán difamar y atribuírme todo el mal
me tendrán que matar pero nunca me podrán comprar.
No necesitan asustarme porque ya estoy aterrado,
es por eso que me vine preparado.
peor que morir es vivir arrodillado
mas aún, agachado, o genuflexo ante el poder que con matufia te has ganado
y ahora que sos rico con dinero que has robado
te sentís con el derecho de mirarme de costado