Una noche conmigo
Cristóbal Briceño

Once de la noche
buena hora, excelente hora
mañana me levanto a las ocho
ya estoy comido
y aún tengo tiempo
para hacer algo
y dormir lo necesario
medianoche, últimas actividades
y al sobre lo juro
justo lo recomendado
ocho horas de sueño
el tiempo ideal de reposo, bien por mí
y también
por la regeneración celular
y todo eso
la una y me ha agarrado esto
de ver los penales con relato extranjero
cuando ya casi termino
me sale un compacto
los mejores goles de marcelo salas
en la lazio
y busco los de pato yañez
jugando en españa
y los de chupete
los de claudio núñez por tigres
dos a.m.
seis horas todavía suman descanso decente
es ahora o nunca, antes voy
nomás a pellizcar
un recital al aire libre
de hall and oates
estos gringos sí que saben armarte una fiesta
por televisión
las tres me pillan revisando
versiones en vivo del canon de acero:
el amor es como oxígeno, hotel california,
escalera al cielo, el año del gato
me pregunto cómo ahora con tanto adelanto
no sean capaces
de hacer sonar decorosamente
a un grupo en la tele
¿o el problema son los grupos?
las cuatro catorce
tengo un kilo de ansiedad
al menos, no es poco
el computador logré apagar
da la pelea
la máquina da la pelea
me atrapa con facilidad
y luego no se deja doblegar
toma el control de mí
cuatro y media
hechura rápida a la cama y afuera las luces
vuelta para acá y para allá
ahora vuelta a la almohada
voy a comerme un pan
a ver si es hambre lo que tengo
a las cinco soy puro pánico silente
mañana, ya veo, no voy a valer un cobre
seré un estropajo
y el día toca largo
duerme duerme duerme duerme
duérmete por lo que más tú quieras
cuerpo yo te ordeno que te apagues
mente tú también, acaso son lo mismo
y tú, reloj
afloja el paso por favor
qué necesidad de ser
constantemente cumplidor
y tú, reloj
suaviza el ritmo por piedad
te lo exijo, te lo ruego, te lo imploro
ten misericordia
¡estúpido fanático!
son las seis, ¡alto ahí!
sol no te atrevas a salir
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