Candombe para el Cesar
Dinosaurios del Siglo de las Máquinas

Somos brillo de tus huesos
Y en el camino a la noche
La vida es como un derroche
Fuego, calma, ruinas, besos
Luna vieja de los presos
Luna que alumbró al Siddhartha
Felicidad a la carta
Para quien construya su templo
Cualquier día, por ejemplo:
Noviembre, la noche cuarta.
No hay canto que no se muera
En el fragor de una verdad
De tu sangre la mitad
Llevo como una bandera,
Y es más amable la espera
Cuando camino a tu lado
Duermo un sueño abigarrado
Esquirlas, viento y despojo
La eternidad a tu antojo
El paso medio cansao.
Habrás dejado en el viento
Las ruinas de una ciudad
No está escrita la verdad
Nos detiene el movimiento
Habrá llegado el momento
Cuando la vida nos llore
Y el fulgor se decolore
Y la voz quiebre en rocio
Para regar el olvido
Un sol que nos evapore.
Cuida el cuerpo y la cabeza
Nos soñamos inmortales
Y no somos más que animales
Me decías con certeza.
Deslumbra tu gentileza
Soy la carne de tu asombro
Se apoya sobre tu hombro
Mi pena de andar viviendo
De a poco te voy perdiendo
Para abrazarte te nombro
Silencios de mil palabras
Hablaban cierto tus ojos
Ibas rompiendo cerrojos
En las edades macabras.
Madera dura que labras
Cantabas la de Antonino
Quebró vaso en el camino
Ateo que ama la vida
Presenta su apostasía
Desensilla su destino
Habrás dejado en el viento
Las ruinas de una ciudad
No está escrita la verdad
Nos detiene el movimiento
Habrá llegado el momento
Cuando la vida nos llore
Y el fulgor se decolore
Y la voz quiebre en rocio
Para regar el olvido, un sol...
Que habrá dejado en el viento
Las ruinas de una ciudad
No está escrita la verdad
Nos detiene el movimiento
Habrá llegado el momento
Cuando la vida nos llore
Y el fulgor se decolore
Y la voz quiebre en roció
Para regar el olvido
Un sol que nos evapore.