D F# Érase un muchacho flaco y de espejuelos Bm E que creía que el clítoris era un templo griego, G A D D/C# Bm Bm/A que las menstruaciones eran proletarias E A y era fornicar una tarjeta bancaria. Todos sus amigos se burlaban cuando el inocente por saber preguntaba. Y le contestaban: ¿Para qué aprender si con esa cara nunca vas a ejercer? Pero de repente, todo cambió con una señora que al barrio se mudó: Muy acongojada, recién divorciada, que necesitaba con amor ser consolada. Como nuestro amigo, lamentablemente,