LAm FA SOL LAm Mi Dios, mi Dios, ¿por qué me abandonaste? LAm SOL FA Ríen de mí todos aquellos que me ven, LAm SOL FA tuercen los labios y sacuden la cabeza: REm DO SOL al Señor se confió, que lo libre ahora, REm FA SOL MI7 si en verdad lo quiere tanto que lo salve. Me rodea una jauría de perros, y me cerca una banda de malhechores; me taladran mis manos y mis pies, ¡y hasta puedo contar todos mis huesos! Se reparten todas mis vestiduras, y sortean entre sí mi túnica, pero Tú, mi Señor, no te alejes: